Todos hemos escuchado sobre ellos, pero ¿qué tanto conocemos
en realidad de los tipos de carbohidratos, sus fuentes y funciones en el
organismo? Dependiendo de qué tan rápido
nuestro organismo digiere, absorbe y utiliza los carbohidratos, estos se
dividen en simples y complejos.
La mayoría de los alimentos contienen carbohidratos, que son
la fuente de energía más disponible e importante del cuerpo humano. Nuestro
organismo los descompone en glucosa, que es el combustible que nos da la
energía necesaria para realizar nuestras actividades diarias. La glucosa es la
principal fuente de energía de las células, tejidos y órganos. El cuerpo puede
utilizarla inmediatamente o depositarla en el hígado y en los músculos para cuando
sea necesario. Aunque los carbohidratos se han ganado una mala reputación en
los últimos años y frecuentemente han sido culpados de ser los causantes de la
epidemia de obesidad que vive Estados Unidos, son esenciales en la dieta
saludable tanto de niños como de adultos.
El aporte de los carbohidratos en las dietas de los niños
debe ser suficiente, para evitar que la proteína se utilice como fuente de
energía y para que junto a ésta y a otros nutrientes se asegure el crecimiento
y desarrollo de dientes, huesos, músculos y sangre. Sin embargo, no debe ser
excesivo pues podría llegar a causar obesidad.
El consumo exagerado de calorías provenientes de los azúcares (dulces,
gaseosas, refrescos, etc.) y cereales refinados (harina blanca, productos de
pastelería y panadería) ha contribuido al aumento dramático de la obesidad en
Estados Unidos y al rápido incremento de niños y adolescentes diagnosticados
con diabetes tipo 2. Adicionalmente, los alimentos que contienen cantidades
elevadas de azúcar pueden aumentar la aparición de caries dental y desplazar el
consumo de alimentos ricos en nutrientes.
Desafortunadamente, la mayoría de las personas tienden a
comer más alimentos refinados de lo que deben, pues son económicos, saben bien
y dejan sensación de llenura. Además, las industrias alimentarias dirigen sus
campañas de publicidad y mercadeo hacia las poblaciones más vulnerables como
niños y personas de bajos recursos y nivel educativo. Nuestro organismo no
necesita estos alimentos, pues lo único que aportan son calorías vacías
(carentes de nutrientes).
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