Podemos definir la musicoterapia
como aquella terapia que emplea la música con el objetivo de beneficiar nuestra
salud a través de mejoras en diferentes ámbitos personales tales como el
físico, emocional, social o cognitivo. La musicoterapia parte de un principio
básico que no es otro que el hecho de que todos los seres humanos somos, por
naturaleza, seres musicales. Habitualmente, esta terapia tiene dos formas de
aplicación: activa –cantar y escuchar música, tocar instrumentos, etcétera– y
receptiva, relajación a través de la música. Y ello se haría mediante dos
terapias complementarias, las verbales, en las que se habla con el paciente, y las
no verbales, que implican la expresión del paciente a través de gestos y
sonidos.
Los beneficios cambian
dependiendo de la edad de la persona; por ello, se presenta, a continuación,
una división según la edad y cualidades.
-Adultos con problemas de adicciones,
aquellos que presentan daño cerebral, personas que padecen enfermedades
degenerativas, Alzhéimer o algún tipo de discapacidad. En pacientes terminales
o con dolores crónicos.
-Adultos sanos: puede que no
tengamos ningún problema de salud, pero este tipo de terapia es beneficiosa
para disminuir la ansiedad o el estrés, mejorar nuestra autoestima o
incrementar la creatividad. En el caso concreto de las mujeres, se recomienda
la musicoterapia durante el embarazo y el proceso de parto.
-Niños: en este caso, la
musicoterapia es beneficiosa para los menores con problemas de conducta,
autismo, deficiencia mental, baja autoestima, dificultades en el aprendizaje o
problemas de socialización. También cuando padecen enfermedades que conllevan
un tratamiento más o menos largo, así como ingresos hospitalarios frecuentes
como, por ejemplo, cáncer o cardiopatías.
0 comentarios:
Publicar un comentario